Unidad Teórica y Diversidad Política en la Península Ibérica tras el reinado de Alfonso III el Magno.

España es una palabra romance que proviene de la palabra latina Hispania, como llamaban los romanos a la Península Ibérica. Como bien demostró el historiador José A. Maravall en el “Concepto de España en la Edad Media”, en las crónicas de la época cuando hacen referencias a “Reges Hispaniae” o “Reges Hispanicia”, es debido a una fórmula utilizada con un valor geográfico, así dice:
 
“Debemos comprender la complejidad de este momento, en que se presenta una unidad que no se funda, sino que se alcanza, como algo que existe previamente, y después, una unidad que no se destruye, sino que se fragmenta, esa es la visión medieval de nuestra Historia.”
 
 

 

Tras la conquista musulmana, la zona donde se refugiaron los cristianos se fueron construyendo diversos núcleos políticos, como Asturias y Pamplona, peros siempre tuvieron presente el termino España como referencia a un pasado de unidad o como expectativa futura. Se aspiraba a la Reunificación de los diversos núcleos cristianos, constituyendo todos ellos lo que se denomina nada menos que el conjunto de España. Lo atestiguan los cronistas medievales que usaron durante los siglos XIII-XV la expresión España como elemento de unidad de los habitantes de la Península Ibérica y sus tierras adyacentes.
 
La unidad visigoda resucitada por las crónicas de la época de Alfonso III choca con la realidad. Hispania está fragmentada en reinos y condados que desean expulsar a los musulmanes, reconquistando el territorio godo, pero no quieren reconocer la autoridad del monarca leonés. Estas diferencias de criterio se reflejaran en la literatura de los siglos posteriores (poema de Fernán González).
 
Nos centraremos en el reino astur-leonés, concretamente tras el reinado de Alfonso III el Magno, al que algunos cronistas denominaron emperador pero nunca utilizó el título imperial. Dejaremos los reinos y condados orientales para otra ocasión. Con el traslado de la capital a León a comienzos del siglo X y la repoblación del valle del Duero, pasando a denominarse Reino de León, se convierte en el más importante de occidente. A esto añadir que con la aparición del sepulcro del Apóstol Santiago en Compostela, ésta se convierte en la segunda sede apostólica después de Roma, con autoridad sobre clérigos de otros reinos y condados cristianos.
 
Si en las ideas los cronistas aceptaban la unidad, en la práctica reyes y condes cristianos no aceptan la superioridad leonesa. Las mayores diferencias surgen en los años finales de Alfonso III, cuyos hijos se sublevan y a su muerte, se reparten el reino. Fruela permanecerá en Oviedo, Ordoño queda al frente de Galicia, y García, el primogénito, León y retiene los territorios anexionados. Aunque reconocerán la superioridad leonesa. Ordoño II será el encargado de reconstruir la unidad del reino, antes de ser coronado rey de León, destaco en varias expediciones contra los sarracenos (cruza el Tajo y toma Évora, saquea Mérida, toma el castillo de Alanje y hace pagar tributo al señor muladí de Badajoz). En 916, Abd al-Rahman III pasa a la ofensiva enviando una aceifa que devasta tierras leonesas; repite la acción al año siguiente, pero esta vez sobre San Esteban de Gormaz, allí es derrotado por Ordoño II (917). Este éxito será el paso para la conquista de la Rioja, junto a Sancho Garcés, saquean Nájera y Tudela, toman Calahorra y Arnedo (918). En 920, el califa andalusí decide emprender una gran expedición contra los cristianos para acabar con el peligro que amenaza la frontera norte. Tras pasar por Toledo, Guadalajara y Medinaceli, se dirige hacia el Duero, destruyendo las fortalezas a su paso. De ahí se dirige hacia Navarra y en la “Batalla de Valdejunquera” derrota a navarros y leoneses coaligados. Esta derrota no tuvo consecuencias en cuanto a fronteras pero lo grave se advertía en las discordias surgidas entre leoneses y castellanos (los castellanos rechazan la alianza con Navarra porque favorece la expansión de este reino a costa de su territorio). Tras el desastre de Valdejunquera, el rey Ordoño destituye a los condes castellanos Nuño Fernández, Fernando Ansurez, Albomondar Albo y  su hermano Diego.
 
Batalla de Simancas
 
 
En 924 Ordoño II repudiaba a su esposa, la gallega Aragonta, y se casa con Sancha (la cual casará en terceras nupcias con Fernán González), hija del rey navarro Sancho Garcés I. Al poco tiempo muere, sucediéndole así en el trono su hermano Fruela II, que regía la región de Asturias, y cuyos partidarios debieron imponerse a los hijos de Ordoño II. Será breve su reinado, morirá de lepra dejando el reino bajo una crisis sucesoria. No se recobra la unidad hasta el reinado de Ramiro II (931-951), que intenta unir a los cristianos contra el califa cordobés,  para ello apoya a los rebeldes toledanos, refuerza la alianza con Navarra y atrae a los tuchibíes del Ebro (Banu Tuyibí o tuyibíes  dinastía que reinó en la taifa de Zaragoza desde 1018 hasta 1039) derrotando a Abd Al-Rahmán en la “Batalla de Simancas”(939), consolidando la posición leonesa en el valle del Duero repoblando Sepúlveda, Ledesma y Salamanca. Las victorias ante los musulmanes no impidieron que se sublevara el conde castellano Fernán González. Éste se independizara a la muerte de Ramiro II(dejando dos hijos, Ordoño III y Sancho I), iniciándose la decadencia del reino leonés. A partir de este momento el conde Fernán González y la reina Toda de Navarra deponen y elevan al trono leonés  a reyes según su antojo, uniéndose en ocasiones a los musulmanes. Depuesto Sancho I por el conde castellano, se refugia en Pamplona (nieto de la reina Toda, además tía del califa cordobés) y Córdoba, en busca de apoyos. Los cordobeses favorecerán el regreso de Sancho al trono leones tras comprometerse éste a devolver 10 fortalezas ocupadas en 959, que no cumplirá. Estas crisis sucesorias se prolongaron durante diez años; porque tras la subida al trono de Sancho, será derrocado por Ordoño IV quien acudió a Córdoba a solicitar ayuda del califato. La entrevista con Al-Hakam II (hijo de Abderramán III) se prestó a dicha causa a cambio de que Ordoño no declarara la guerra a los musulmanes y no apoyara nunca a Fernán González. En garantía dejaría a su hijo García en Córdoba.
 
Tras la muerte de Abderramán se sucedieron diversas incursiones cristianas que motivaron que el nuevo califa atacara San Esteban de Gormaz, Atienza y reconstruiría la fortaleza de Gormaz en el año 965, que había sido destruida por los cristianos.  En las hostilidades participaban Fernán González y el rey García de Pamplona. En el 965, la muerte por envenenamiento de Sancho llevó al trono leonés al pequeño Ramiro III, de tres años; su minoría de edad y la regencia de su tía Elvira condujeron a la crisis del reino y el califato quedó árbitro de las numerosos disputas de los señores feudales cristianos. No solo numerosos señores leoneses, sino también el nuevo conde castellano García Fernández y el rey navarro Sancho Garcés, se apresuraron a prestar homenaje al nuevo califa .
Se inició así un periodo de calma militar que se extendió hasta 974, cuando el nuevo conde castellano García Fernández, que había sucedido a su padre Fernán González, aprovechando que el grueso del ejército califal se encontraba en África, atacó la plaza de Deza. García se alió con leoneses y navarros y puso cerco a Gormaz en 975. Dicha incursión  se vio acompañada en 974 por el asalto del también nuevo rey de León Ramiro III de la plaza de San Esteban de Gormaz. El retorno del general Galib de su campaña africana puso fin a los ataques cristianos al vencerlos en las Batallas de Gormaz (975), Langa y Estercuel.
 
Almanzor, estatua situada en Catalañazor, donde se sitúa su muerte según la leyenda
 
 
Durante el reinado de Alhakén II hizo su aparición Muhammad Ibn abi-Amir, más conocido como Almanzor. El esplendor de la carrera política y militar de Almanzor se alcanzará bajo el reinado del siguiente califa, Hisham II, hijo de A-Hakam II. Como consecuencia de la derrota de Galib en el verano del 981, las fuerzas de Almanzor continuaron su avance para saquear y destruir Zamora y después derrotar a navarros, castellanos y leoneses en la “Batalla de Rueda” (o Roa) y recuperar Simancas, que fue arrasada. La pérdida de Simancas supuso la ruptura de la línea defensiva cristiana a lo largo del Duero, que campañas posteriores acabaron por desmantelar. Estas derrotas, junto con el apoyo de Almanzor a los rivales del rey leonés —primero a Vermudo frente al debilitado Ramiro III y más tarde a los condes rivales de aquel una vez que se hizo con el trono—, sumieron a León en una crisis política y lo sometieron al arbitrio de Almanzor.
 
Batalla de Tamaron, muerte del rey Vermudo III de León
 
 
El reino de León no puede ampliar sus fronteras ni evitar la presión castellana sustituida por la navarra al morir el conde García (1029), pasando Castilla a los dominios de Sancho el Mayor (cuñado de Garcia Fernández) que ocupa León con título de emperador, según algunos documentos, de modo de que no pudieran rebatir su poder sobre León. Fernando Sánchez, hijo de Sancho el Mayor de Navarra, será el futuro rey de León en 1035, el condado de Castilla independiente pasara a ser reino, tras la derrota del último rey leonés, Vermudo III, en la Batalla de Tamarón. Fernando I estaba casado con Sancha, hermana de Vermudo III, contra el que se levantó en armas obteniendo el reino de León. Sus primeros dieciséis años de reinado los pasó resolviendo conflictos internos y reorganizando su reino. En 1054, las disputas fronterizas con su hermano García III de Pamplona se tornaron en guerra abierta. Las tropas leonesas dieron muerte al monarca navarro en la Batalla de Atapuerca. Tradicionalmente se le ha considerado el primer rey de Castilla y fundador de la monarquía castellana, y muchos historiadores siguen manteniendo esta tesis. No obstante, parte de la historiografía más actual considera que Fernando no fue rey de Castilla y que el origen de este reino se sitúa a la muerte de este monarca, con la división de sus estados entre sus hijos y el legado de Castilla al primogénito Sancho con título real. En palabras de Gonzalo Martínez Diez:
 
«Podemos y debemos afirmar con absoluta certeza el hecho de que Fernando nunca fue rey de Castilla, y que ésta nunca cambió su naturaleza de condado, subordinado al rey de León, para convertirse en un reino, hasta la muerte de Fernando I el año 1065.»
 
Fernando I de León y Castilla
 
Sometidos los condes leoneses y seguras las fronteras, Fernando I se aplicó a consolidar las estructuras e instituciones de su reino, ya pacificado. Es el inicio de lo que será la futura Corona de Castilla, a partir de este momento ya conocemos algo mejor los hechos. Es imprescindible comprender la complejidad de los hechos y acontecimientos de este periodo, porque serán los que conformen nuestra Historia posterior.
 
Bibliografía:
 
Álvarez Palenzuela, V. A. (coord.) “Historia de España de la Edad Media” ed. Ariel Historia,2002.
 
Valdeon , J.: “La Alta Edad Media” ,ed. Anaya., 2003.
 
Donado Vara, J. y Echevarria Arsuaga, A.: “Historia Medieval I s. V-XII”, ed. UNED, 2010.
 
Martínez Díez, G.: “El Condado de Castilla (711-1038): la historia frente a la leyenda”. 2 tomos. Ed. Junta de Castilla y León, 2005.
 
Martínez Canales, F. “Fernán González. El condado de Castilla en la reconquista de la frontera del Duero”. Ed. Almenara, 2015.
 

 

Maravall, J.A. “El concepto de España en la Edad Medieval”. Ed. Centro de Estudios Constitucionales, 2013.
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