La concepción que nosotros tenemos de pecado no es la misma que tuvieron las gentes de la Antigüedad y del Medievo. En algunos momentos hay dificultad para distinguir entre delito y pecado. En la definición eclesiástica del pecado, sobre todo en la tradición hispánica, señala que el pecador se ocasiona a sí mismo la muerte tras pecar, al ser el pecado una realidad mortal.
No será hasta el siglo XIV, Pedro de Cuéllar quien matice su significado, como el traspasamiento de las normas que regulan las relaciones del hombre con Dios y con los hombres. Hasta ese momento la confusión entre pecado y delito era habitual, con lo cual, la sociedad medieval analfabeta necesitaba una guía. Para ilustrar a la población, en cuales eran esos «delitos» o pecados por los que sufrirían castigo eterno en el infierno (modo de atemorizar a la población) se utilizó el arte.
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Adán y Eva o el Pecado Original de la Ermita de la Vera Cruz de Maderuelo (Segovia) |
La iconografía románica se especializó en la representación de los pecados y los vicios, olvidándose prácticamente de las virtudes, estableciendo con ello un programa moralizador para los fieles. La Iglesia articuló toda una campaña pedagógica a través de las imágenes para conseguir su objetivo: el de mantener su posición privilegiada dentro de una sociedad feudalmente estructurada. De tal modo, no sólo las imágenes de la Biblia formaban parte de dicho programa didáctico, sino también las formas fantásticas surgidas de la larga tradición literaria(bestiarios) que los recoge y conduce desde la Antigüedad al Medievo. Se pretendía educar a través del temor que despertaban en las gentes de la época. Así las esculturas medievales se policromaban con vivos colores para acentuar su poder de atracción sobre las gentes.
Hoy las imágenes románicas puedan parecer desde nuestra mentalidad actual simples elementos decorativos más o menos curiosos, descontextualizados y carentes de cualquier sentido moral. Sin embargo, los historiadores tienen que tener en cuenta sus implicaciones semióticas y aprender a analizar el significado que las escenas representadas tomaban para los hombres del románico.
No podemos olvidar el hecho de que las obras eran encargadas por la jerarquía eclesiástica y, en menor medida, por la nobleza, por lo que los maestros canteros no podrían tomarse excesivas licencias en sus obras. A través del ARTE podemos adentrarnos en la historia de las mentalidades( comprender en parte su modus viviendi), en algunos casos, resulta difícil saber si estamos o no ante la representación de un pecado o por el contrario simplemente ante una escena de la vida cotidiana. Algunas imágenes parecen claras, como la “femme aux serpents” (más adelante se explicará) o los tormentos a los pecadores, otras en cambio presentan mayores problemas, por ser imágenes alegóricas, como por ejemplo, los animales,cuya interpretación ofrece bastantes más problemas.
El mundo románico es el mundo del símbolo, no podemos admitir un arte por el arte; el símbolo, por principio, conlleva una carga con significado. Por tanto, detrás de cada imagen habrá una trascendencia simbólica; el problema está en la falta de un código para esclarecer el mensaje.
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Panteón de los Reyes de San Isidoro de León, ejemplo de programa iconográfico románico en pintura |
Autores como Le Barbier, consideran el siglo XII como la época por excelencia de la enseñanza a través de las imágenes representadas en las iglesias. Estamos ante una sociedad eminentemente analfabeta, con lo cual, el origen de estas imágenes parece que se encontraría en el medio monástico y eclesiástico, sobre todo con la reforma de Cluny. Serían «como una plasmación de las principales tentaciones que asediaban al monje en su retiro. El seguimiento de los votos de pobreza y castidad, se transformaba en una feroz lucha contra las tentaciones de la lujuria y la avaricia», donde se permitirían su representación como recordatorio de los pecados señalados.
Por otra, si bien las escenas religiosas(Virgen, Cristo en majestad…etc), ocupan los lugares más privilegiados en el templo, como pueden ser los tímpanos, este tipo de “iconografía del pecado” se localiza principalmente en los lugares secundarios del templo, como son canecillos y capiteles del exterior. Los canecillos nos muestran imágenes de pecadores, en el exterior de la iglesia, sirviendo para excluir públicamente determinados comportamientos que, desde luego, no tienen cabida dentro del templo. Las grandes obras arquitectónicas de la Iglesia tendrían un mayor control sobre el programa iconográfico a desarrollar. Estos programas iconográficos aportan motivos con un gran mensaje moral cuyo significado pudiera ser complejo pero sería bien conocido por los eclesiásticos. Mientras que en el caso de los templos rurales es posible que este simbolismo profundo e intelectual se perdiese, y que se tratase simplemente de “copias” de modelos establecidos cuyo significado se había perdido en gran medida, en el sentido de que no era conocido ni por los artistas ni por los propios destinatarios del mensaje, aunque en origen lo tuviera.
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Capiteles de la Iglesia de San Pedro de Cervatos, Cantabria |
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Leones de un relieve de la Iglesia de Arenillas de San Pelayo, Palencia |
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Canecillos de la Iglesia de San Pedro de Cervatos, Cantabria (de la web http://www.romanicoaragones.com) |
Una de las iconografías más habituales en las iglesias románicas rurales es lo que muchos autores han denominado “románico erótico”, son representaciones de personajes enseñando su sexo, masturbándose o copulando que parecen estar más en relación con la lujuria que con una mera diversión. Este será el tema en el que nos centraremos, el pecado de la Lujuria. Alcanzó tanta popularidad en la ruta jacobea, muchas veces entrelazado con alusiones al Génesis, donde el sexo indujo al Pecado Original.
La cristiandad medieval consideró la sexualidad no dirigida a la reproducción como pecado, identificándose con la lujuria, concebida como una ofensa a Dios y al orden del Cristianismo al suponer un «mal uso de los órganos sexuales». No se conoce el calado entre la sociedad de los siglos XI-XII estas directrices eclesiásticas y mal era el grado de cumplimiento de la moral cristiana por parte de la población.
Observando las diferentes listas de pecados que aparecen en los textos religiosos de la época, podemos comprobar que la fornicación, la lujuria y lascivia, eran castigadas por la Iglesia por ser considerados un pecado capital desde el siglo IX, por lo que la Iglesia no veía con buenos ojos el sexo.
Según los textos de Juan Casiano (s.IV) se señalan ocho pecados capitales, entre los que se habla de la fornicación; al igual que San Prudencio Clemente, que en el mismo siglo menciona la lujuria y la lascivia como opuestas a la castidad y la sobriedad. Paciano de Barcelona también en el siglo IV señala a mayores añade el adulterio o San Juan Climao incluía en su “Scala Paradisi”( textos donde se muestra el camino para lograr una correcta vida religiosa) a la lujuria como mal.
El pensamiento cristiano no hace sino heredar ideas presentes en creencias y civilizaciones como la semítica, griega o romana. También San Gregorio Magno y Santo Tomás de Aquino recogen la lujuria entre los pecados capitales.
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Iglesia de San Pedro de Cervatos, Cantabria (imagen de la web http://www.romanicoaragones.com) Ejemplo de edificio religioso rural románico con canecillos y capiteles con temas obscenos. |
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Iglesia de San Miguel de Cornezuelo, Burgos (montaje de la web http://www.fotoviajero.com) |
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Iglesia de Santa Miguel de SAn Esteban de Gormaz, Soria (cuenta con capiteles referentes a la lujuria de una forma alegórica, imagen de la sirena) |
La lujuria hay que tener en cuenta que es un pecado que no conoce distinciones sociales y es el único asequible a las clases más bajas. Quizás por ello en los programas iconográficos de la escultura es el más representado dentro de los pecados. Existen ejemplos del tema en pintura mural (como en la Cripta de San Nicolás de Tarant) pero se desarrollara en capitales, relieves y portadas, canecillos, donde por su carácter público podían enviar el mensaje.
En contraposición, encontramos un mundo en el que el sexo, las relaciones fuera del matrimonio, la barraganería, el onanismo… etc. están al orden del día. El Codex Calixtinus, nos presenta un mundo en el que abunda el pecado y la lujuria, asumiéndose socialmente por las gentes de bien, la reprobación de dichas actitudes se hacía desde los colectivos religiosos. La Iglesia se mantiene firme en sus principios morales; así durante toda la Edad Media, se van prohibiendo en los diferentes sínodos las actitudes sexuales desautorizadas por la Iglesia, como al bigamia, que se prohibió en las cortes de Briviesca en 1387.
También lo negativo del sexo se relacionaba con la mujer, a la que se ve como culpable del pecado de la carne. Hay que tener presente las mentalidades clericales medievales que estaban imbuidas de una fuerte misoginia y la mujer era vista como: “creación fallida, un ser infernal moral e intelectualmente, además de ser proclive a cometer pecados relacionados con el sexo…”. Será esta la razón de las numerosas representaciones de este pecado en forma de mujer. Algunos autores han señalado, que cuando los artistas empleaban una figura femenina para representar un pecado “claramente respondían a una convicción social y religiosas muy difundida. Había pecados masculinos y pecados femeninos”. El género femenino era visto como impuro por el hecho de que tuviese la menstruación considera como una “expulsión de humores impuros del cuerpo”. Aunque también hay representaciones de mujeres en el románico vistas de forma digna y señorial vestidas y con el cabello recogido, en las que se relaciona con las virtudes; mientras las vinculadas con la lujuria y el pecado llevan el cabello suelto y revuelto.
Encontramos representaciones explícitas y alegóricas de la lujuria dentro de la escultura románica. De tal modo que podemos englobarlo dentro de dos grupos:
1/ Explícitas; donde aparecen falos, vulvas, exhibicionistas, onanistas y personas practicando diferentes posturas sexuales, además de la “femme aux serpents” (se trata de una mujer desnuda, con cabellos largos sueltos, cuyos senos son mordidos por sendas serpientes que ascienden enroscándose en sus piernas y a los que la asediada trata de separar con las manos). Dentro de estos, hay que diferenciar los que muestran su sexo de manera más o menos explícita, de los personajes que aparecen vestidos y se limitan a levantar los ropajes. Los onanistas suelen ser personajes masculinos que en ocasiones se llevan las manos a la boca, dichos gestos se interpretan como sorprendidos en un acto no lícito.
2/ Alegorías; nos encontraríamos diversos animales fantásticos reflejados en los bestiarios como las arpías, el centauro y la sirena, pero también cabras, simios, liebres, serpientes… Además de bailarinas y músicos o trovadores que incitan a los placeres de la carne.
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Arpía capitel |
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Capitel con la «femme aux serpents» de la Catedral de Santiago de Compostela |
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Capitel con centauros de San Claudio de Olivares, Zamora |
La imagen más característica del castigo de la Lujuria, es la de la “femme aux serpents” cuyas primeras manifestaciones en la iconografía se remontan a finales del siglo XI. Sería en concreto una reinterpretación del tema de la Terra Mater, que adquiere un matiz negativo en la Edad Media. Mientras que para el pecado de la lujuria su representación más extendida es la de los amantes abrazados o acariciándose.Por otra parte, los exhibicionistas y las figuras obscenas, que pueden ser personas copulando o en diferentes posturas sexuales u onanistas, no se puede desvincular de su intención moralizante cuyo objetivo sería el mostrar al fiel una actitud pecaminosa que no debe de seguir.
Por último, hablar de un grupo de representaciones de partos, que según los autores hacen referencia al pecado. Los partos harían alusión a niños tenidos fuera del matrimonio, no siendo un elogio a la reproducción. Teniendo en cuenta que una sociedad como la del siglo XII donde se valora la virginidad de las mujeres, se verá como pecado.
Mencionar que hay un personaje relacionado con la lujuria es la representación del “espinario”(ejemplos en la escultura clásica), cuya iconografía muestra una figura masculina con una pierna reposada sobre la otra quitándose una espina del pie,. Dicha figura es reinterpretada de una tema del mundo clásico, que adquiere un carácter negativo en la Edad Media, pues se entiende que la postura de dicho personaje pretende enseñar su sexo con la excusa de quitarse la espina.
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Canecillo con un espinario erótico de la Iglesia de Vízcainos, Burgos (imagen del blog saludyromanico.blogspot.com) |
Ejemplos de este tipo de iconografía podemos encontrarla a lo largo de toda Europa. En España las zonas más estudiadas al respecto son: la zona del Navarra, Álava, Aragón, Cataluña, iglesias rurales de Cantabria, Segovia y occidente de Soria, norte de Palencia y Burgos algunos edificios románicos a lo largo del Camino de Santiago, en la propia Catedral de Santiago de Compostela, y en el resto de provincias de Castilla y León en menor medida.
En cuanto a qué representan estas imágenes, lo cierto es que no hay una opinión unánime sobre su significado dentro de la mentalidad de la sociedad medieval. La escasez de fuentes no permite saber claramente la intención de estas representaciones en los programas iconográficos de las iglesias. Se barajan varias hipótesis, que van desde la representación de la lujuria a la mera representación de escenas sexuales de las gentes del momento, costumbres de su vida cotidiana. La teoría más aceptada es la que señala que esta iconografía tiene un fin moralizante, mostrando la actitud pecaminosa que no se debe seguir, pues la sociedad medieval era en su gran mayoría analfabeta.
Bibliografía:
– VV.AA. «Arte y Sexualidad en los siglos del románico: imágenes y contextos». Editorial Fundación Santa María la Real del Patrimonio Histórico, 2018.
– Lecande Esteban, J. A. y Tobalina Pulido, L. » Pecado y penitencia. Mentalidades y Sociedad en la Plena Edad Media a través de la iconografía románica del Camino de Santiago en Araba» Revista Clio&Crimen nº 9, 2012, pp. 399-570.
– Monteira Arias, I. «Las formas de pecado en la escultura románica Castellana. Una interpretación contextualizada en relación con el Islam» Codex Aquilerensis 21/ 2005.
– Ruiz Montejo, I. «La temática obscena en la iconografía del románico rural» GOYA nº 147, 1978, pp. 136-146.
– Poza Yagüe, M. «La Lujuria» Revista Digital de Iconografía Medieval vol. II nº 3, 2010, pp. 33-40.